jueves, 18 de agosto de 2011

CREÍAMOS


Creíamos que tras los actos vandálicos
nos uniría la solidaridad en los corazones,
pero seguimos igualmente divididos,
a pesar de ahogarnos en tantos dolores,
de sentirnos tan perdidos
en un mundo acelerado
por una carrera hacia la cumbre 
o hacia un profundo abismo,
por una escalera equivocada.
Seguimos con los puños cerrados;
escogidas las espinas
frente a la suavidad de los pétalos.
Bebida la copa del odio
en vez del brindis del encuentro.
No sé que puedo decir;
nos han metido tanto miedo
en la mente y en el cuerpo
que ya dudo si soy libre
o un simple esclavo
lacerado por el viento.
Ante tanta matanza
me pregunto cuánto vale
la vida de un hombre.

Perdida la luz de la mirada,
el amor ha sido sustituido
por el odio y por el miedo.
Creí que las grandes tragedias
nos harían fuertes y solidarios.
Ya ves, somos más pequeños,
amedrentados frente a los poderosos.
Hemos cerrado las puertas
y, arrollado en el sillón nuestro ovillo,
nos aislamos del mundo
frente a la pequeña pantalla
que controla nuestros sueños.
Creí que podríamos otear juntos
el vuelo de los albatros al amanecer.
Ya ves si es que ves en las sombras,
el amanecer no llega
y tú no te atreves a acercarte.
Me pregunto cuánto vale la vida de un hombre.
Creíamos que teníamos todo el cielo
para volar como un águila,
pero nos han metido tanto miedo.

Busco la luz de una estrella en tus ojos,
esa luz que era el faro de mis noches.
Creíamos que tanta muerte
uniría nuestros corazones.

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