Podrás medir cuánto pesa mi hastío
en la balanza y por mis andares
te darás cuenta que estoy tan cansado
y me dejé la piel creándote esperanzas.
No hay más horizonte
que éste que tienes pintado delante.
He hecho mil jirones mi camisa,
voy descalzo ¿Qué importa mi presencia?
También he descuidado mi cabello.
No tengo distracciones que me empujen,
que me den una patada en mi estómago
y me obliguen a darme a conocer
como el hombre que te amó en el viento.
He ocultado mi
historia y mis recuerdos
entre las bandadas rotas de pájaros.
No hay más horizonte
que esa lejanía a dónde las plumas
de las alas caen ardiendo en mi sueño.
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