Se habla de la guerra
igual que pudiéramos
hablar tú y yo
de nuestras cosas.
Se habla de los muertos
con tanta naturalidad
como cuando hablamos
de sueños.
Vemos cadáveres rodando
por los suelos
y disparos de balas
que derriban los cuerpos.
Los buques surcan el mar
preparando el ataque.
¿Qué importa destruir viviendas,
dejar a niños sin padres,
teñir de sangre la tierra...?
En silencio, hipnotizados
ante este apocalipsis,
consentimos, cómplices
de vuestros crímenes
de guerra.
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